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Calidad de vida laboral en la agenda de las empresas

Les acercamos una nota radial en la cual tuvimos el gusto de participar ayer, junto a un especialista del Clima Organizacional, Calidad de vida laboral, y otras dimensiones de la mejora de la dignidad en el trabajo. El debate que me interesa lanzar desde este blog es si realmente las empresas estan aplicando estos principios a los que hace referencia Alfredo Retta o si es mas un discurso de marketing social. Es importante saber en donde estamos parados, porque no es solo una mera cuestion de optimismo vs pesimismo, es ser conscientes del trabajo que todavia nos queda por hacer... conocer los datos de la realidad es lo que nos ayuda a actuar.
Aqui va la nota

1 comentario:

Michelle Aslanides dijo...

Este fue uno de los comentarios que recibi de parte de un amigo en reaccion a la entrevista y a la charla con Alfredo Retta. Lo comparto por este medio con todos ustedes.

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Me permitiré comentar el programa en el que intervino Michelle. Conociéndola, conociendo su prudencia, me parece normal que haya intentado bajar un poco a la realidad el discurso del Sr. Retta.

Cuando escucho discursos como el de Alfredo, lo primero que pienso es si esa persona vive en el mismo planeta que yo. Y lo segundo es meditar en el inmenso poder de la ideología. La ideología entendida no como un determinado “tipo” de mensajes, sino como un determinado modo de construcción y decodificación de los mensajes. Desde esta perspectiva, se comprende que una revista de modas pueda tener tanta carga ideológica como un discurso político.

Hablar del interés “en la persona” por parte de las empresas, de que la cuestión está en la agenda de las mismas, de que “la empresa ha dejado de ser un emprendimiento para ganar dinero” (sic), utilizar esa batería de eufemismos, remite a la famosa consigna “es necesario que algo cambie, para que todo pueda seguir igual”. Diderot decía “es intolerable tener esclavos y llamarlos ciudadanos”.

He trabajado durante alrededor de veinticinco años en empresas privadas de envergadura y alrededor de veinte en programas sociales de capacitación laboral o comprendidos en lo que de modo general se denomina sociología del trabajo.

Jamás, ni en uno ni en otro sector, he notado el menor interés específico en esa problemática. No lo he notado nunca en la práctica concreta, más allá de que estamos inundados de bibliografía, charlas, seminarios y demás parafernalia profesional sobre el nuevo managment, el valor humano y cosas así.

Esto no es específico del management. Estoy cansado de ver, escuchar, recibir invitaciones en catarata, a exposiciones orales y/o presentaciones de libros de "expertos” en todo tipo de cuestiones sociales “críticas”. Y asisto al magna de especialistas que pulula por todos esos eventos. El resultado es que ese público suma un nuevo papelito de asistencia a su currículum, los expertos cobran por sus exposiciones, editan sus libros y nada más. Nada más.

La “realidad” no es ni siquiera “tocada” por toda esa actividad. La “realidad” social, económica y cultural está en manos de quienes detentan el poder. Y que se mueven en función de sus intereses personales y de sector, no en función de las recomendaciones de los supuestos “expertos”, a quienes, por otra parte, menosprecian.

Lo trágico es que todos saben esto, pero siguen jugando el mismo juego, impasibles, inconmovibles.

¿Cómo puede decirse que el tema “humano” es preocupación del actual mundo empresario cuando la realidad muestra estos hechos comprobables e incontrastables:

Desaparición de la legislación laboral, lo que permite que la empresa haga con el trabajador lo que quiera, estableciendo horarios, ritmos de trabajo y salarios a discreción.

- Trabajo en negro en proporción nunca conocida en nuestro país (35%) de la mano de obra ocupada.

- Trabajos bajo contratos basura (sin obra social, sin vacaciones, sin jubilación, sin aguinaldo) cancelables en cualquier omento y si previo aviso por el empleador. Contrato bajo cuyo régimen (a modo de patético ejemplo) se encuentra trabajando el casi 70% de la planta laboral del Ministerio de Trabajo ¡¡¡¡ Ministerio de Trabajo ¡!! Y demás reparticiones del estado (supuesto garante de la protección al ciudadano).

- Condiciones de trabajo in control alguno (ej. Accidente constantes, con las respectivas muertes incluidas) en la empresas de la construcción, debido a la precariedad en que se mueven los trabajadores. Y es sólo un ejemplo.

- Trabajadores golondrinas, que en número de miles deben desplazarse por el país para encontrar conchabo según cosechas, dada la imposibilidad de acceder a la propiedad de la tierra.

- Salarios que no llegan a cubrir más que el 70% de la canasta laboral básica.

- Distribución del ingreso cada vez más recesiva, con un 20% de la población (interna y externa) usufructuando el 80% de la renta nacional y un 80% de la población sobreviviendo como pude con el 20% de zahareñita.

- Y fuera de la relación laboral en sí misma, el dramático proceso de contaminación ambiental que están produciendo los diferentes sectores industriales en aguas, aire y en destrucción del suelo, la flora y la fauna. En el mismo conurbano, vemos (para quien quiera verlo) la contaminación a que son sometidos los habitantes de barrios enteros (por el agua y por el aire). ¿Este proceso de contaminación y destrucción del medio ambiente es una muestra de preocupación por la persona?

Y todo esto amparado por un estado ausente que cínicamente cacarea su preocupación y acción (¿?).

¿Pero de qué preocupación por la persona hablan, de qué responsabilidad social empresaria hablan?

Tal como dijo Michelle, hay una presión popular para que esto cambie. Y soy optimista, creo en el futuro triunfo de esta lucha, a mediano o largo plazo. Pero creo en él.

Pero que no nos vendan vidrios de colores para que nos calmemos y creamos que las empresas nos salvarán del infierno al que nos condenaron. No hay conquista regalada. Toda conquista debe ser conquistada, valga la redundancia.

Bueno, me desahogué.

Ojo, la ideología también me constituye a mí, como a todo ser humano. No me hago el distraído.

Un abrazo